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En este libro se estudia el libre desarrollo de la personalidad, calificado en el artículo 10.1 de la Constitución española como uno de los fundamentos del orden político y de la paz social. A diferencia de lo que ha sucedido con la dignidad humana, al libre desarrollo no se le ha dedicado tanta atención doctrinal, ni en lo que se refiere a su significado propio ni a su proyección sobre concretos derechos fundamentales. Aquí se abordan ambas cuestiones: en primer lugar, estudiamos el carácter principal del libre desarrollo de la personalidad, que impone una interpretación restrictiva de los límites que el legislador pueda establecer respecto de concretos derechos; veremos también que garantiza el respeto, por parte de los poderes públicos y de los particulares, a las decisiones de cada persona en lo que le afecten a ella, salvo que quepa invocar la protección de otros derechos o bienes constitucionalmente garantizados y en la medida en que sea necesaria dicha protección; por último, de este principio cabe derivar la exigencia de comportamientos positivos por parte de los poderes públicos e, incluso, de sujetos privados cuando las intervenciones, prestaciones, cambios normativos... sean necesarios para asegurar la efectividad de derechos y libertades con una alta carga de autodeterminación personal. En segundo lugar, nos detenemos en concretos derechos fundamentales -desde la integridad física y moral hasta los derechos propios de las relaciones laborales, pasando por la libertad ideológica y religiosa; la intimidad, el honor y la propia imagen; la libertades de expresión e información, el derecho de asociación, el de participación en asuntos públicos y el derecho a la educación- para ver cómo incide el libre desarrollo de la personalidad en la interpretación de los enunciados normativos que configuran estos derechos y cómo condiciona la labor de desarrollo de los mismos que corresponde al legislador.