¿Por qué hablar sobre la prueba? Porque detrás de los numerosos desafíos que impone litigar en oralidad, en procesos diseñados por etapas y audiencias definidas cuidadosamente en sus objetos, es la prueba el elemento que ocupa (y así debe ser) el mayor protagonismo para el estudio y la adecuada gestión de los casos.
¿Por qué hablar de caminos de la prueba? Porque es el único componente dinámico de la teoría del caso, lo cual obliga a aplicar controles (sustantivos y formales) sobre cada una de las tareas que se desarrollan, desde las instancias más tempranas de una investigación, al presentarse cada audiencia esencial y/o eventual en el proceso y hasta que se alcance una solución defi-nitiva. Los caminos que puede tener la prueba en un caso son variados. A veces podremos toparnos con hechos que cuentan con suficiente prueba y de calidad, como un panorama favorable para la actuación, sea que la solución pase por el litigio o por la negociación entre partes. Pero muchas veces puede que esto no sea así de lineal, ya que parte de lo habitual de la investigación es que ese material que, en un primer vistazo, parecía o podía llegar a ser suficiente, en uno posterior y más profundo, en verdad presente inconvenientes; por asuntos de credibilidad que debilitan el caso, porque hayan potenciales problemas de admisibilidad desde lo que imponen las reglas de prueba, o que incluso porque ciertos hechos relevantes considerados en la estrategia no cuenten con respaldo probatorio, entre otras posibilidades.
