Quien haya seguido al profesor Sosa Wagner sabrá que una parte de sus preocupaciones intelectuales están centradas en el estudio de las peripecias vitales y la obra de las personas que han contribuido a dar perfiles concretos al Derecho público. Así lo hizo hace unos años respecto al Derecho alemán. Ahora aborda el pasado español comprendido entre el comienzo del siglo XX y los años cincuenta con la atención puesta en unos juristas de quienes se deja testimonio resumido y ordenado de cuáles fueron sus inquietudes y a qué dedicaron su laboriosidad. La selección abarca a las personas más significadas que eran ya catedráticos u ocuparon las cátedras de Derecho político y Derecho administrativo durante la Segunda República, siendo hitos iniciales de tal recorrido los profesores Adolfo G. Posada y Antonio Royo Villanova.
Otra razón para seleccionar este periodo republicano es la mirada que hacia él se ha dirigido en estos últimos años con polémica insistencia y, desde ciertas instancias políticas, con bobalicona complacencia. Se analiza en este libro ese tiempo con referencia a los aspectos relacionados con el Derecho público: tanto para anotar lo que se hizo o lo que se intentó -una nueva Constitución, la descentralización política, la reforma militar...- y cuáles fueron sus resultados, como para poner de relieve lo que permaneció alejado de las preocupaciones de aquellos políticos. En este renglón vacío hay que anotar la reflexión sobre la Administración municipal o esa piedra de toque para un sistema dewmocrático que es la garantía judicial de los administrados.
Es evidente que la instauración de la Segunda República y el cambio constitucional supuso encender un fuego en el hogar del Derecho público español. Fue gran tragedia que este fuego diera incendio. Pero, como ocurre siempre que tratamos con las llamas, al final quedan cenizas. Algunas se hallan definitivamente apagadas porque buena parte de la obra de estos antepasados nuestros está muerta, pero quedan ascuas que sirven para emitir fugaces destellos y su chispa de calor. Y que nos permite afirmar que la historia del Derecho público español no se apaga nunca.
El lector interesado por el escenario del pasado de nuestro Derecho público y por sus actores, a buen seguro va a aprender y se va a distraer.